Día 20 Que se haga su voluntad no la nuestra

A estas alturas, su ayuno le ha llevado por diferentes emociones y niveles de la presencia de Dios. Está comenzando a ver la recompensa de haber humillado su carne y que solo puede tener lugar durante un ayuno.

Está muriendo a sus propios deseos y su voluntad, y está sintiendo los deseos del corazón de El que le llenan y le impulsan hacia grandes cosas.
¡Continúe  en este viaje!.

Las prioridades de Dios rara vez son nuestras prioridades. Esa es la diferencia entre la naturaleza del hombre y la naturaleza de Dios. El así lo dijo: “mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡Más altos que los cielos sobre la tierra!” (Isaias 55:9).

Por tanto, ¿Cómo nos situamos nosotros mismos para oír de Dios?
¿Cómo nos liberamos de nuestros propios deseos a fin de conocer su voluntad?. Bien, a través del ayuno Dios hace una espada de la Biblia y separa lo que usted “quiere” de lo que usted “necesita”.

Cuando usted ayuna y se santifica para Dios, ¡Le quita de la tierra y        le lleva a los milagros, Dios hace que usted penetre a la provisión del     mundo que esta fuera de nuestro cosmos!.

Hay personas en la periferia de lo que Dios está haciendo, pero no las suficientes que estén firmemente en el centro de su voluntad. ¿Quiere usted que las cosas cambien en su hogar? Usted es el sacerdote de su    casa: ayune, santifíquese, y adopte una postura firme en el centro de la voluntad  de Dios.

Cuando su familia le vea saliendo de la periferia y adentrándose al centro de la voluntad de Dios, ellos seguirán y encontrarán la dirección de Dios en sus vidas.

Usted debería de estar unido a un cuerpo local de creyentes en lugar     de solamente tratar de encontrar su propio  camino.

Si hubo alguna vez un tiempo en que necesitábamos cruzar juntos, adoptar una postura firme y unida contra el pecado en este país, es ahora.  Nos necesitamos los unos a otros necesitamos un espíritu de estar unidos, el poder de ponernos de acuerdo; necesitamos un espíritu de confianza. Necesitamos un espíritu de unidad. Necesitamos un espíritu de comprensión los unos por los otros.

Dia 20
Las prioridades de Dios rara vez son nuestras prioridades
 • Deseamos estar en la voluntad de Dios y andar de acuerdo a sus planes. La santificación es la clave de estar en la voluntad de Dios.  Como dijo Pablo: “pues la voluntad de Dios es nuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3). El ayuno es un medio esencial de santificarse, al apartarse del mundo y acercarse a Dios.

El ayuno le permite filtrar su vida y apartarse usted mismo para buscar al Señor.
El ayuno es lo que le prepara para una nueva unción (Marcos 2:20). Dios no puede poner ese tipo de vino en Odres viejos.
Si usted quiere vino nuevo, nuevos milagros, nueva cercanía e intimidad con El, entonces es momento de hacer un ayuno como el que está haciendo y sustituir ese odre viejo por el nuevo.

En su vigésimo día de ayuno, recuerde:
Ore,  permanezca en la palabra de Dios.
Adore a Dios mediante música y alabanza.
El dolor es obvio, ¡pero ha llegado usted hasta aquí!.

Pensamientos para su meditación o su diario:
Tome un rato hoy  y  vuelva a  leer las anotaciones en su diario desde el comienzo del ayuno hasta este vigésimo día.
¿Qué le dicen las anotaciones de su diario sobre su propio viaje personal durante estas tres últimas semanas?     Cuanto ha crecido a través  del ayuno?
Tome un momento y escriba los avances que ha experimentado o las cosas claves que el señor le ha mostrado durante el ayuno.  Pase  su  tiempo  en oración y acción de gracias.

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Enfoque de oración del día 20: Ore por los recién convertidos, por la cosecha futura, uno más para cristo por cada miembro, ore por los líderes de célula que se apasionen por las almas.

Dios dijo: “PIDEME, y te daré por herencia las naciones,  y como posesión tuya los confines de la tierra!”(Salmos 2:8). Jesús nos dijo “pídanle,  por  tanto,  al Señor  de la cosecha que envíe obreros a su campo” (Mateo 9:38).

En este vigésimo día de su ayuno, enfoque sus oraciones en estas dos instrucciones claves del cielo. Clame a Dios para que salve multitudes en el valle de la decisión. Clame por los perdidos y quienes sufren, los pobres y los  adictos. Pídale que envié misioneros, embajadores de su palabra, a la tierra.

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El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció.
(Mateo 4:16)


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